jueves, 24 de abril de 2014

Rosa Montero. "Elena"

Elena

Mañana le darán el Cervantes a Elena Poniatowska. El premio lo han ganado ya 35 hombres; ella será la cuarta mujer. Tampoco hay más en el premio de la Crítica: tres mujeres contra 63 hombres; en cuanto a los Nacionales de Narrativa, en los 36 que hubo desde la Transición solo hay dos escritoras. Una cosecha ridícula y que no refleja la realidad. Hemos avanzado muchísimo en la demolición del sexismo, pero sigue habiendo profundos prejuicios machistas (que también padecemos las mujeres) que nos condenan a ser lo otro, lo ajeno, lo secundario. Ya se sabe que, si una autora escribe una novela protagonizada por una mujer, todos piensan que está hablando de mujeres; mientras que si un varón escribe una novela protagonizada por un hombre, todos piensan que está hablado del género humano. Cuando Elena ganó el Cervantes, oí decir a algunos que no les parecía bien por las posturas políticas de Poniatowska. Pero eso a los hombres no se les tiene en cuenta; por ejemplo, no se dijo de Gabo, cuya línea ideológica me pareció a veces disparatada, sin que ello mermara su altura colosal. Quiero decir que a las mujeres se les exige todo, una excelencia global que jamás se demandaría en un varón. Esto no es consciente; es una ceguera insidiosa que nos impide ver con normalidad a las mujeres. Por ejemplo: hace un par de meses hubo un manifiesto de mujeres contra la ley del aborto de Gallardón, con más de 1.500 firmas, muchas muy conocidas. Solo se publicó, con poca relevancia, en EL PAÍS digital. Un mes más tarde, un grupo de hombres apoyó ese manifiesto con 350 firmas. Les dieron una página entera, con foto, en EL PAÍS de papel. Ya ven, nosotras no valemos tanto, casi se diría que no existimos. Menos mal que, de cuando en cuando, se pone en pie una giganta como Elena. Lean su última novela, Leonora. Disfruten de su fuerza narrativa, de su prosa perfecta.

Como si la loca fuera yo

Como si la loca fuera yo



Decido cambiar de estrategia. Voy camino de una reunión y dos hombres, sentados en un banco, me tiran besos como el que llama a una yegua y decido hacerles una peineta sin ni siquiera mirarles. Gritan: "'¡Será gilipollas, la tía! ¡Que te jodan!". Me paro, me doy media vuelta y les grito, en pleno centro de Madrid, a diez metros de distancia: "Encima gilipollas yo, ¿no? Me agredes tú a mí y la gilipollas soy yo, ¿no?". Se quedan boquiabiertos. Todo el mundo les mira. Ahora la vergüenza la están pasando ellos.
Y yo me marcho orgullosa de mi pequeña gran victoria.

Elena Poniatowska “Lo de la mujer en México es aterrador”

Elena Poniatowska: "Lo de la mujer en México es aterrador”


P. ¿Se considera usted una feminista?
R. ¡Claro!
P. ¿Y qué es una feminista?
R. Es una mujer que pone ante todo el respeto a sí misma. En este país, 400 mujeres han sido asesinadas con total impunidad en Ciudad Juárez. Es aterrador. Y lo de las mujeres en general en México es aterrador.
P. ¿Las mujeres inteligentes dan miedo?
R. No, no creo que todavía sea así. Al contrario, pienso que hoy las mujeres inteligentes son muy buscadas. Esa cosa de las revistas de moda de que a la que es sabia o a la que estudia o a la que se basta a sí misma o a la que se mantiene nadie se le va a acercar, ha pasado a mejor vida. A los hombres actuales les interesa la competencia. ¿Usted siente que en el periodismo la tratan mal por eso? En mi época, cada vez que había un buen reportaje, era para un hombre, nunca para una mujer. Nadie quería invertir en la carrera de una periodista porque se iba a casar, iba a tener hijitos, guardaría su título en un baúl y no había por qué invertir en ella. Lo que sí es que todavía se dice es que cualquier logro de una mujer ha sido porque se ha acostado con el jefe o porque son guapas. Hay quien cree que todos los méritos de una mujer tienen que ver siempre con su cuerpo.

“Los hombres que cuidan a sus hijos tienen más cojones”

La mujer de Nick Clegg: “Los hombres que cuidan a sus hijos tienen más cojones”



Así, en español, lo dijo. Y no hubo necesidad de traducir al inglés. Miriam González, la esposa del viceprimer ministro británico, Nick Clegg, interrumpió ayer el discurso que su marido tuvo que dar a un grupo de padres trabajadores sobre la necesidad de que los hombres compartan con sus mujeres el cuidado de los hijos para señalar micrófono en mano que esos hombres, los que se ocupan de los niños son los que más "cojones", tienen.

jueves, 10 de abril de 2014

Error/horror de aceptar convivir con el maltratador

Error/horror de aceptar convivir con el maltratador



¿Está loca Antonia Martos? ¿Acaso no ha sido ella la víctima de su marido, el jiennense Sebastián Medina Carreras, condenado cuatro veces por maltrato? ¿No ha sido ella quien más le ha sufrido (aunque sólo lo contara cuando él se atrevió a atacar con un hacha al hijo mayor de ambos)? ¿Entonces cómo ahora lo acoge en su casa de la que a él, además de una orden de alejamiento lo había de separar su más férrea voluntad?