Que me tenga como una reina
La peluquería es el lugar donde más aprendo sobre el patriarcado. En
la de mi barrio, las mujeres no hablamos de lo que nos importa: solo se
dan consejos de belleza, trucos domésticos o culinarios, sobre
noviazgos, casamientos y divorcios.
Yo querría ir a una peluquería feminista, o a una peluquería
ecologista, o a una de intelectuales, pero no sé si las han inventado
aún en mi ciudad. De modo que no me queda más remedio que resignarme y
escuchar el patriarcado mientras lo sufro en mis carnes como una
tortura. Y pago yo, encima.
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